ADIOS A UNA AMIGA.


No quiero decirte adiós pero tengo que hacerlo. Primero, sacaré la llave de tu casa, que tengo en mi llavero y que me diste a mí y a tus otras amigas, para que pudiéramos entrar porque ya no te levantabas.
¿Por qué renunciaste tan pronto? Renunciaste a mirar por la ventana, a que te lleváramos a pasear y ver las flores en la costanera. A mirar los cuadros que tanto amabas, a escribirle a esas niñas que tanto querías y estaban en tierras tan lejanas, pero que te amaban y siempre te llamaban. 
Tenías un vacío por otros pequeños bajitos, que próximos estaban y te los negaban. Nada te conformaba porque te quitaron los niños que tanto amabas. En ellos pensaste hasta tu último momento y, yo sé, que cuando nos dijiste: “Ténganme de las manos”, pensaste en ellos, inocentes, ajenos al rencor de los hirientes.
Quiero recordarte mirando las fotos y diciendo contenta: ¡Que lindas y alegres me miran! Coincidiendo, te dije:
- Si, fíjate, que traviesas lo que te escribieron. 
Y, te dormías contenta. Y cuando tenías una visita las volvías a mirar y a mostrar. Pero también llorabas en silencio y nosotras, tus amigas, comprendíamos sin poder hacer nada.
- ¡Que largo es esto! Decías a veces y no como un reproche sino con resignación. Todavía no puedo acostumbrarme a que este domingo no volveré a abrir la puerta de tu casa y no estaremos todas haciendo la rutina del feriado, charlando, riendo, comentando las vivencias de tantos años.
Te extrañaré amiga.

Beatriz Paganini

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL DUEÑO DEL CIRCO